Los
documentos escritos o grabados eran tan apreciados y raros en la
antigüedad que pronto se pensó en buscar el medio para protegerlos.
Los ladrillos cocidos de Babilonia estaban numerados en el orden en
que debían ser leídos y se almacenaban en estanterías
cuidadosamente catalogadas, pues cada tablilla llevaba el título de
la obra de la que formaba parte.
A
partir del momento en que fue posible escribir sobre algo susceptible
de enrollarse, como la seda, el papiro o el pergamino, el problema de
verificar el orden de los documentos y de cómo podían ser
protegidos se resolvió más fácilmente. Los rollos que trataban de
un mismo tema se colocaban juntos y apretados, muchos de ellos se han
encontrado dentro de jarras que fueron enterradas para sustraerlas a
la calamidad de los tiempos. Los rollos preciosos eran guardados en
cofrecillos de madera de esencia rara, a menudo maderas olorosas con
finalidad profiláctica, o bien en cofres de metal más o menos
preciosos y decorados.
Los
textos griegos o romanos se unían a menudo con un cordoncillo que se
pasaba por una de las esquinas o se cosían sobre el lado izquierdo.
Habitualmente se escribía sobre tablillas de madera o marfil
recubiertas de cera.
En
las civilizaciones del sudeste asiático o amerindio los "libros"
estaban a menudo hechos con hojas de palmera o bambú. Estas hojas
estaban cortadas en rectángulo y todas ellas eran agujereadas en el
mismo lugar para permitir el paso de la cuerdecilla que las reunía.
La protección estaba asegurada por dos planchas de madera o de
corteza de árbol que tenían las mismas dimensiones que las hojas y
estaban atadas con ellas.
La
aparición del libro
Según
la leyenda — y las leyendas a menudo están en lo cierto — cuando
Cleopatra invitó a César a visitar los talleres de Alejandría, le
mostró los primeros pasos de una nueva fórmula de presentación de
los documentos. En lugar del habitual rollo o volumen, a los egipcios
se les había ocurrido la idea de doblar las hojas de papiro en dos
partes, cortar varias de estas hojas del mismo modo para que tuviesen
idénticas dimensiones y unirlas entre sí cosiéndolas de modo que
formaran una especie de "ladrillo cuadrangular" fácil de
consultar. Este "ladrillo" se llamará codex
y es el antecedente del libro. El
codex se
extendió desde Egipto a comienzos de nuestra era. Dado que el papiro
se plegaba con cierta dificultad, se decidió utilizar en su lugar el
pergamino.
Fue
en los monasterios coptos, en los primeros siglos de nuestra era,
donde el arte del libro empezó verdaderamente su andadura y donde la
técnica fue inventada. Quedan muy pocas encuadernaciones de esa
época. A veces se trata de un sólo y grueso cuadernillo recubierto
de piel, otras de varios cuadernillos cosidos con una aguja o dos
agujas que trabajan separadamente para formar una cadeneta muy
sólida. Los lomos son lisos, pues los hilos de costura pasan
simplemente por el fondo de los cuadernillos sin hilo ni nervio de
apoyo. Las tapas son de madera o hechas de papiro pegado con cola.
Tienen la dimensión exacta de los cuadernillos, así pues, no hay
cejas. Esta técnica influyó en todos los países de la ribera
oriental mediterránea y la Europa carolingia. Los europeos no
abandonaron esta técnica hasta la invención del telar entre los
siglos X y XII.
Encuadernación manual o tradicional
El
encuadernado manual o tradicional es el que se realiza artesanalmente
e igualmente, muchas veces se decora de manera artesanal.
La
encuadernación artesanal que se han venido desarrollando desde hace
cientos de años. Usualmente se utilizan forros de piel para las
pastas. Las pieles están especialmente curtidas para este arte y
teñidas con tintes vegetales. Los papeles para guardas generalmente
están pintados a mano.
Se
le llama dorado a la técnica de ponerle hoja de oro a las orillas de
las hojas de los libros (cortes). Se piensa que la técnica de dorar
los cortes se inició en Italia a finales de 1400, cuando creció el
uso del oro por la gran cantidad de este metal que llegaba del Nuevo
Mundo y se traslado rápidamente por el resto de Europa. Aunque la
principal razón para dorar los cortes a un libro es protegerlo del
polvo y la contaminación atmosférica, el resultado es tan
espectacular y vistoso que durante el renacimiento los cortes no solo
se doraban, además se decoraban y cincelaban, dando lugar a
magníficas obras de arte.
Durante
el siglo IX y principios del XX el dorado de cortes se convirtió en
un oficio aparte del de encuadernador por la cantidad de trabajos de
este tipo que se solicitaban. Pero durante el pasado siglo fue
desapareciendo y las técnicas artesanales se fueron perdiendo por la
aparición de la película dorada y las máquinas de dorar que
producen un resultado parecido pero al que le faltan el brillo y la
calidez del oro.
Generalmente
este tipo de encuadernado se utiliza para ediciones especiales, obras
únicas, álbumes familiares o de eventos especiales, restauraciones,
libro objeto, entre otros.
Alzado
Llamamos
alzado a la acción de colocar distintas las hojas o los librillos
que conforman una pieza gráfica en un orden preciso para formar un
grupo que se podrá engrapar, coser, etc., en forma de folleto;
revista, talonario o libro.
El
orden en el alzado depende de la formación y del encuadernado, es
muy importante conocer desde el principio cómo va a ser encuadernado
el impreso, pues hay varios procesos que están encadenados; La
formación, el doblez, el alzado y el encuadernado.
El
alzado se puede realizar de manera manual o mecánicamente con
máquinas que arrojan pliegos u hojas, de uno en uno, puestas en
orden, con anterioridad, a lo largo de una banda móvil o a mano con
máquinas llamadas de estaciones. El proceso es básicamente igual;
la rapidez y la cantidad determinarán qué tipo de alzado se debe
utilizar en cada caso; Las máquinas de estaciones se pueden agrupar
en línea con unos módulos, de manera que se realizará el proceso
de alzado, engrapado, plegado y corte del grupo completo, con lo que
el elemento impreso queda totalmente terminado; se utilizan mucho
para boletines, revistas, manuales, etc.
Cosido
Este
proceso se usa principalmente en la encuadernación de libros y
consta de cuadernillos cosidos a caballo y pegados entre sí, ya sea
con hilo o con pegamento. El bloque de cuadernillos queda sujeto a
las pastas por medio de las guardas, que son hojas de papel que se
pegan tanto al bloque como a las pastas. Este tipo de encuadernación
se utiliza en documentos de múltiples páginas.
Rústica
cosida
Aquí
tenemos una variación del hot melt rústico, ya que además del
pegamento cuenta con un proceso adicional: el cosido, utilizado para
crear una mayor seguridad y prevención de que un libro se deshoje.
Este acabado no utiliza el fresado ya que se llevaría la costura, y
es recomendable para pastas duras. Los tipos de costuras que más se
utilizan son: lateral y Smith. El tipo de costura Smith es una
puntada a lo largo de la costilla o lomo, donde se cose un número
determinado de pliegos hasta conformar un ejemplar. Una vez cosido el
ejemplar es necesario prensarlo en una máquina hidráulica para
darle el ancho estándar -ya que al agregar el ancho del hilo a los
pliegos se expande el tamaño original del libro-, aplicando a esta
prensa una fuerza uniforme entre dos placas. En este tipo de
encuadernación se utiliza pasta blanda.
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